Y es que, dentro de mis funciones en esta empresa de asistencia virtual, quizás la que más disfruto es la de hacerle la vida más sencilla a las madres que recurren a nuestros servicios con llamadas de todo tipo.
Ha llegado el verano, los peques ya no tienen cole, pasan más tiempo en casa y es verdad que, aunque los padres se suman a su cuidado y entretenimiento, y buscan la forma de conciliar trabajo y necesidades en el entorno familiar, las madres siguen siendo las que, por norma, acostumbran a tirar del carro.
Quizás por eso, como diría aquel, me llena de orgullo y satisfacción haber ayudado a una madre a contratar la conexión a internet en su residencia vacacional para poder entretener a su pequeño dentro de la casa durante las horas de más calor, haber conseguido que la administración de una comunidad de vecinos de la capital facilitara los pases de acceso a la piscina a la propietaria que llamó pidiendo ayuda en la gestión de la utilización de las zonas comunes a sus tres hijas, y haber logrado que el técnico de la empresa contratada por el seguro reparase el aire acondicionado de la vivienda de la madre que llamó desesperada al ver que no había forma de que la temperatura en su hogar descendiese unos grados.
He de reconocer que, hace menos de una semana, me vi realmente apurada ante la llamada de una madre que llamó al teléfono de uno de nuestros clientes buscando asesoría jurídica para encontrar solución a la negligencia médica que, por accidente, había dejado inválido a su hijo adolescente. Soy una mujer muy sentimental y debo hacer un verdadero esfuerzo para que las emociones no interfieran en el perfecto desarrollo de mi trabajo. En SVAE me han formado para atender a todos los clientes ejerciendo la labor de secretaria virtual y tomando nota de toda la información requerida en los campos que debemos completar para que la empresa que paga nuestros servicios reciba correctamente los datos que tenemos que solicitar a los llamantes para dar correcta respuesta a sus demandas. Tragué saliva, hice de tripas corazón, contuve las lágrimas y me volqué en que esa madre necesitada de asesoría jurídica pudiese, sino devolver a su hijo la movilidad, al menos conseguir asegurarle un digno futuro.
Y es que solucionar todo tipo de contratiempos en las vidas de los clientes de las empresas a las que damos servicio realmente reportan verdadera satisfacción a quienes cogemos el teléfono y nos enfrentamos a cada gestión que debemos atender durante nuestros turnos de trabajo.
Y como la madre que soy, saber que estoy contribuyendo no solo a mejorar la vida de quienes nos contactan, sino también a evitar los pucheros y berrinches de quienes pasan calor, no pueden ver los dibujos o suspiran por un chapuzón, me hace francamente feliz.
Y recordad: siempre hay solución si se pide ayuda a la persona o al servicio adecuados. Os prometo que, al menos, lo que esté en nuestras manos lo haremos de la mejor manera posible.
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